Contentidos
- 1 III. Consideraciones básicas sobre educación sexual
- 1.1 1. Delimitación conceptual
- 1.2 2. Desarrollo de la personalidad del educador sexual
- 1.3 3. La figura del educador sexual (configuración de su perfil)
- 1.4 4. Dificultades para la asunción del rol
- 1.5 5. Investigación de la problemática sexual actual.
- 1.6 6. Valoración ética de la educación sexual
- 1.7 7. Alternativas del educador
III. Consideraciones básicas sobre educación sexual
1. Delimitación conceptual
La educación sexual como campo de la sexología tiene que estar en manos de las personas idóneas para el logro de sus objetivos positivos. Esas personas “capacitadas” son los educadores.
La educación sexual “está en el ambiente”, no puede enseñarse taxativamente, por lo tanto es un despropósito hablar de “educación sexual en las escuelas” La educación sexual se trasmite a través de actitudes y conductas que los niños observan en sus mayores sobre todo en el ambito familiar, aunque no se hable de la sexualidad en forma explícita. Es decir, siempre se educa, lo que se tiene que evaluar es que tipo de educación se está brindando. Si en la casa el niño observa que hay un solo baño para todos y en la escuela hay baños para las mujeres y baños para los varones recibe una educación sexual más eficaz que un discurso sobre la igualdad de los sexos. De manera que la escuela puede brindar “información” y no siempre con efectos compatibles con lo informado. Así a la consigna “Usen preservativo para evitar que el SIDA los mate de a poco” un alumno adolescente respondió: “Yo no lo uso porque no tengo apuro”. Para que la información produzca resultado la actitud del docente tendrá que inspirar la suficiente autoridad al educando para que se traduzca en un proposito educativo positivo. Por lo tanto que la información produzca un resultado educativo es un propósito no una ley. Bernard Shaw con la ironía que lo caracterizaba dijo: “A los seis años interrumpí mi educación para ir a la escuela”.
Debemos recordar que terminológicamente: instruirse (informarse de los principios sexológicos básicos) es el primer deber del educador para poder enseñar (trasmitir conceptos) al educando. Además educar (ubicar la información dentro de una escala de valores fundamentales) es permitir al educando la asunción libre y responsable de ciertas pautas de conductas a través del conocimiento de los modelos axiológicos para poder asumir las propias entre distintas opciones o alternativas.
Por último formar es permitir adquirir al educando un maduro desarrollo de la personalidad estimulando sus aptitudes y sus actitudes para que pueda tomar determinaciones entre alternativas en forma libre y autónoma como consecuencia del conocimiento y la reflexión.
Esquemáticamente podemos dividir la educación sexual en cuanto a su finalidad en:
a) Formativa: cuando el educador reconoce y acepta lisa y llanamente la educación sexual, es decir, cuando un “sujeto” instruido llamado educador enseña y educa a un “objeto” a formar llamado educando, al cual estimulará (motivará) para que aprenda, piense, y reflexione en forma objetiva e imparcial para practicar opciones libres, responsables, claras e informadas sobre el sexo y la sexualidad en el plano personal, familiar y social.
b) Normativa: requiere una planificación de tareas en forma programada de acuerdo a una política coherente de aplicación en diferentes niveles. Se expone en este mismo trabajo la secuencia coherente que pensamos debe presentar cualquier plan de educación sexual independientemente del nivel al que vaya dirigido.
2. Desarrollo de la personalidad del educador sexual
Para poder entender la relación que existe entre la aptitud y la actitud en el rol del educador y su formación para la educación sexual es preciso delimitar los conceptos que permiten comprender el desarrollo de la personalidad.
Se entiende por personalidad el estilo de vida común a todas las conductas o de un número predominante de ellas que hacen identificable a una persona de otra. Por lo tanto en una personalidad bien integrada se advierte “un estilo propio” un sello particular que la diferencia de la otra. Se reconoce en la personalidad una parte estática o aptitud, dada por lo biológico del ser y una parte dinámica o actitud dada por lo psicosocial. La personalidad se expresa por conductas ya sean explícitas o implícitas.
La personalidad interacciona permanentemente con el medio, en este caso a través de un micromundo: la familia y un macromundo: la comunidad donde se mueve esa familia. La personalidad y la sociedad generan un proceso de retroalimentación entre dos polos: la asimilación y la trasmisión. La personalidad “asimila” lo exocultural haciendolo endocultural, es decir, la sociedad que le preexiste le “trasmite” al hombre a través de las generaciones su carga cultural, su mensaje codificado por pautas que este debe asimilar aprendiéndolas y aprehendiédolas.
Por lo tanto, la personalidad se desarrolla históricamente en base a su propia capacidad y la interacción con lo sociocultural. De ello dependerá el grado de adaptación o adecuación a las pautas normativas y el grado de valoración judicativa y ética que la misma asuma. En el caso específico que nos ocupa, el nivel intelectual, la madurez psicoemocional y la capacidad operacional que un educador tenga estará relacionada directa o indirectamente con lo ya expuesto.
3. La figura del educador sexual (configuración de su perfil)
La personalidad del educador sexual dependerá de toda una historia personal de la cual no podrá escaparse. De su aptitud natural surgirá el manejo histórico que haga de la información y, de la formación recibida en el marco familiar y social dependerán muchas de las actitudes que asuma, ya que lo habrán marcado sutilmente. Por lo tanto, existen un sinnúmero de variables que influyen sobre la resultante final que es la personalidad del educador sexual. Así la información, la madurez, el equilibrio, la capacidad empática, son cualidades exigibles a la figura del educador sexual que se expresarán en actitudes, gestos y conductas. El conocimiento adecuado, crítico, objetivo y completo de la realidad sexual tal cual es, le permitirá al educador lograr una correcta asunción del rol.
La personalidad del educador sexual requiere:
A) La aptitud para el rol: dicha aptitud se expresa a través de la sigla P.I.A.:
a) Principios: el educador sexual “forma” solo cuando presenta una valoración ética tal, que le permita aceptar lisa y llanamente la educación y la información sexual. Esto depende de la formación recibida, la que se exterioriza a través de una conducta coherente entre su manera del ser y de actuar.
b) Información: el educador debe tener capacidad intelectual para obtener conocimiento veraces y actualizados y así brindarlos en forma proporcional a las tres areas de la sexualidad; biológica, psicológica y social con fundamentación adecuada y responsable que eviten el charlatanismo, la chabacanería o el silencio científico.
c) Afectividad: el educador debe asumir un compromiso efectivo con el educando, expresado por una carga emocional positiva, sin actitudes adustas, ceñudas o frívolas. Es decir, debe tener un equilibrio emocional que genere tranquilidad, franqueza y calidez.
B) La actitud para formar: la capacidad operacional del educador no se limita a sus aptitudes sino también a sus actitudes. Esto es, saber escuchar, dejar hablar, inspirar confianza, ser responsable idóneo sobre todo lo que trasmite al educando. Su actitud debe ser:
a) Crítica: debe revisar constantemente los conceptos a la luz de la permanente actualiización de los mismos, para verter siempre la verdad.
b) Madura: la actitud debe ser adulta en su finalidad, por lo tanto, con suficiente coherencia que evite las contradicciones y las ambivalencias.
c) Responsable: para hacerse cargo de las tareas encomendadas, es decir, liberar al prójimo del miedo, la ignorancia, la hostilidad o la enfermedad.
De la aptitud y la actitud del educador dependerá la eficacia de su capacidad operacional que deberá tener:
1) Un aspecto teorico: esto es impartir una metodología pedagógica y científica correcta.
2) Un aspecto de la actividad práctica: que se exprese a través del arte de enseñar (didáctica) y de aplicar (técnica) todos los conocimientos en beneficio del prójimo. Esta actividad práctica debe tener dos fines: el formativo de desarrollar la personalidad del educando y el informativo de permitir a éste adquirir conocimiento específicos sobre la educación sexual. Estos conocimientos deben ser trasmitidos en un lenguaje sexológico correcto en su terminología, con una metodología bien planificada que “motive”, provoque discusión y diálogo, intercambio de conocimientos progresivos y profundos y que permita una evaluación de los resultados de una interacción dinámica educador-educando.
4. Dificultades para la asunción del rol
Ya hemos visto los objetivos claros que debe tener un educador para la asunción del rol: promover la salud sexual, liberar al educando de las servidumbres y facilitar la autonomía sexual.Ahora veremos las dificultades que deben enfrentar para lograr tales objetivos.
La educación sexual surge como una inadecuada manifestación en la expresión cotidiana y por ende conocimientos de tal situación, para poder mejorar la implementación en la medida que tome conciencia d elas dificultades que debe enfrentar. (Ver esquema)
Las dificultades para lograr los objetivos propuestos surgen de la lucha elos reconocimiento de las necesarias educativas de la sexualidad (hecho positivo) y las resistencias que se oponen a su ejecución (hecho negativo). Por lo tanto, la educación sexual se manifiesta como inadecuada fundamentalmente por:
4.1. Reduccionismo cientificista:
Se manifiesta por la creencia biológica de que la educación sexual es sinónimo de información sobre lo referente a la reproducción (perpetuación de la especie) y que debe estar exclusivamente en manos de médicos o de trabajadores de la salud. Además de esta falacia se observa el intelectualismo de creer que informando solamente, ya se educa o que las temáticas de índole sexual hacen “desaparecer” las problemáticas sexuales. La educación sexual, repetimos, debe estar en manos de los educadores preparados para tal fin, medicos incluidos, si se forman idóneamente.
4.2. Subjetivismo axiológico individual:
Se debe partir de la realidad sexual tal cual es y no del ideal subjetivo particular. Por lo tanto, partiendo del “hecho” (realidad común a todos) se debe intentar llegar a la solución (respetando el pluralismo ideológico) o sea la realidad tal cual quisiéramos que fuese. Se debe recordar que no existe la posibilidad, ni del neutralismo axiológico, ni del principio axiológico universal en sexología y de su reconocimiento se evitará la tendencia ampliamente divulgada de la utilización de la hipocresía educativa, es decir, el doble código de ética, falaz y perniciosa. La educación sexual debe ser legal y sincera.
4.3. La subestimación de las dificultades
Son los hechos por los cuales se oculta, soslaya o deforma premeditamente la realidad sexual. Así: a) ocultar: es promover falacias que sustituyan, nieguen o velen la realidad sexual. Por ejemplo: no decir la verdad., b) soslayar: utilizar el eufemismo pedagógico que desvirtue o distorsione la realidad sexual. Por ejemplo: decir parte de la verdad.,c) deformar: es utilizar dogmas interesados que generen angustia o miedo cuando la realidad aparece como amenazante de desenmascar el “orden” establecido que se teme modificar. Por ejemplo: utilizar una verdad no la verdad.
Como consecuencia de lo escrito y analizado surge dos conclusiones:
A) El boicot ambiental a la educación sexual.
Este boicot puede ser:
a) activo o por acción a través de distintos métodos; la utilización de la represión inconsciente del educador y del educando producto de la tradición recibida (temor, culpa, hostilidad, etc). La utilización de la sofisticación para promover conductas tendenciosas, interesadas o desajustadas a las necesidades del educando o la utilización de métodos dogmáticos, rígidos prejuiciosos sobre los cuales no se puede reflexionar y por ende imposibles de optar libremente entre alternativas.
b) pasivo: o por omisión, a través de métodos restrictivos (pretender que no dar educación sexual es no recibir educación sexual), ingenuos (desactualizados, falaces por falta de información del educador), o prejuiciosos (omiten información desalientan, aburren, etc)
B) El educador sexual ineficiente
Es el que actúa utilizando culposamente (no con intención dolosa) los siguientes mecanismos:
a) Imprudencia: la actitud aparentemente desinhibida y desprejuiciada por lo cual “hace de más o hace a destiempo” en un desajuste pedagógico de la correlación, que genere confusión al educando.
b) Impericia: es “hacer mal” el proceso educativo pedagógico por incapacidad o desconocimiento
c) Negligencia: es la actitud del educador que no educa normativamente o informa “de menos” por desinterés, prejuicio o temor.
El resultado final de los expuesto es la ignorancia sexual del educando y por ende las dificultades personales, de pareja y familiares que la misma acarrea en una cultura dada.
5. Investigación de la problemática sexual actual.
El educador sexual debe formarse para asumir decidida y seriamente ela problemática sexual que se presente. Recordemos entre las circunstancias mas comunes las siguientes:
a) La investigación de las situaciones-conflictos: Las mismas se caracterizan por la crisis de los valores tradicionales, el desacuerdo generacional con referencoia al ejercicio sexual, la desorientación del adulto en materia de educación sexual, las contradicciones culturales de la sociedad en cambio permanente y por ende, la incapacidad del hombre para asumir libre y responsablemente la sexualidad adulta.
b) Análisis de los distintos comportamientos y orientaciones sexuales: Se trata de evaluar las distintas conductas ya sean implicitas o explícitas a nivel objetivo, concreto, sin mojigaterías ni prejuicios apriorísticos.
c) Evaluación equilibrada de los hechos mas frecuentes: El educador sexual deberá tener presente que de él depende las respuestas válidas a preguntas sobre hechos y manifestaciones sexuales que preocupan frecuentemente a la población, por ejemplo: los juegos sexuales infantiles,la curiosidad sexual, la masturbación, la iniciación sexual precoz, las relaciones libres, la anticoncepción, la paternidad responsable, los desajustes de pareja, los embarazos no deseados, el aborto, las enfermedades de trasmisión sexual, sobretodo el SIDA, la prostitucón, las desviaciones sexuales, la prostituciónl los conflictos sexuales de los solteros, los divorciados,los viudos, los discapacitados, los ancianos, etc.
d) El abordaje de la sexualidad con un criterio amplio: La posibilidad de analizar todos los aspectos de las manifestaciones sexuales humanas con criterio y conocimientos amplios sobre sexo, reproducción, placer, dependencia, sumisión, explotación, violencia, servilismo, etc. Es decir, la problemática sexual actual debe ser enfrentada con espíritu crítico, reconociendo que los intentos educativos tradicionales padecen de inoperancia retórica, por lo tanto, cuanto más se habla de educación menos se hace, siendo la ignorancia y la deformación sexual de la realidad mas concreta que se observa en la actualidad.
6. Valoración ética de la educación sexual
La discusión en torno a los problemas morales de la educación sexual suele asumir ribetes de dogma, polémica o injuria. Los criterios que se sustentan parten de principios religiosos, filosóficos o científicos. Sea quien sea que determine laspautas éticas, estas deben con evidencias verificables, reflexivas y serenas para que tnegan valor educativo positivo y el educador no debe tomar partido “a priori”,como ya dijimos, sino esclarecer primero al educando sobre las distintas alternativas axiológicas posibles. Lo primero que debe existir es un acuerdo semántico sobre le término “moral”, ya que sino surge un diálogo estéril de sordos.
Es esencial, por lo tanto, aclarar en término de qué se está hablando. Por ejemplo el término moral puede utilizarse con un criterio absoluto con lo que adquiere el valor de “lo eterno”: el bien y el mal ínsito en la naturaleza de las cosas. Pero también puede ser usado con un criterio relativo, adquiriendo el valor de “lo temporal”: el bien y el mal dependen del sistema que se sustente, con lo cual admite diferentes lecturas. De esto se desprende que si se mezclan ambos conceptos la resultante será el conflicto o la confusión. Por consiguiente la “escala de valores” es una pauta que le individuo asume optando entre alternativas. Dichas alternativas descansan sobre creencias básicas que guardan relación con fuentes conocidas a las que se le reconocen veracidad o autoridad. Las distintas conceptciones o posturas generales se sintetizan con el gráfico correspondiente.
Por otra parte los valores éticos de la vida sexual pueden reconocerse rápidamente en tanto y en cuando hagamos un breve análisis de los valores éticos en general. Asi se pueden reconocer valores inmutables y alternativos.
Los valores inmutables tienen validez universal, son valores medulares de las sociedades, intrínsecos y esencilmente humanos como la vida misma,la eliminación del dolor,las enfermedades, el miedo, la ansiedad y la angustia; el derecho a la libertad para poder practicar opciones libres, la condición de amar y ser amado, etc.
Los valores alternativos son concurrentes y son en la inmensa mayoría las conductas sexuales. Es decir, admiten diferentes lecturas o sistemas, las que se deben analizar en el libre juego de las ideas, según la forma de convivencia de las distintas culturas obervamos matices desde el punto de vista ético, social o legal.
La responsabilidad del educador sexual es impartir conocimiento que ayuden al educando a optar con criterio propio entre una amplia gama de alternativas concurrentes, exponiendo con la mayor franqueza u honestidad su rol, única manera de que el educando pueda elegir libremente sus propios valores en una decisión inteligente y responsable.
CRITERIO |
Premisa Religiosa | Premisa Científica | Premisa Filosófica |
HIPOTESIS DE VERDAD | Creencia en lo eterno Autoridad trascendente |
Observación de la realidad temporal a través de la experiencia sensorial | Hombre: Ser responsable de su naturaleza y destino |
EMANA DE | Orden sobrenatural: conservar la fé | Orden natural: investigar los fenómenos mensurables | Orden humano: placer fin supremo de vida del hombre |
ACATA | Ética de la voluntad divina | Ética de las circunstancias temporo-espaciales | Ética de la libre y responsable decisión placentera |
ORDENA | Creer y obedecer sin verificar | Verificar los datos observados y su relación causa-efecto | A cada cual hacer lo suyo |
PRIORIDAD | Acatar los mandamientos conocidos | Libertad responsable consecutiva a la refleción sobre los hechos analizados | Placer personal |
NORMAS | Inmutables | Mutables | Mutables |
TIPO DE MORAL | De mandamiento (teísmo) | De consecuencias (salud) | De la indulgencia (placer) |
VALORACION ETICA | Adquiere el valor de lo eterno bien insito en lo trascendente | Adquiere el valor de lo temporal bien insito en el sistema que se respete racionalmente | Adquiere el valor de la presente bien insito en el placer inmediato |
INMORAL | Trasgresión de mandamientos | Trasgresión de la pauta sensata investigada con espíritu científico | Todo lo que impida la libre canalización del placer |
7. Alternativas del educador
Como corolario de lo analizado diremos que el educador sexual en su formación deberá optar por las siguientes alternativas: combatir, desalentar o estimular la educación sexual.