III. EL PROBLEMA ANTROPOLOGICO DEL INCESTO
El problema del incesto es uno de los fenómenos que puede observarse en las diferentes culturas Una parte fundamental del trabajo del antropólogo fue siempre intentar encontrar explicación al mismo.
Para el antropólogo Claude Lévi-Strauss nacido en Bruselas en 1908 y fallecido en París en el 2009, fundador de la antropología estructural e introductor a las ciencias sociales basado en la lingüística que desarrolló el ginebrino Ferdinand de Saussure (1857-1913) , la prohibición del incesto, es el único fenómeno que tiene al mismo tiempo una dimensión natural y una cultural: está en relación con la naturaleza porque tiene la universalidad de los instintos, y está en relación con la cultura porque presenta el carácter coercitivo de las leyes sociales. Constituye, para el pensador francés, el movimiento gracias ”al cual, por el cual, pero sobre todo en el cual, se cumple el pasaje de la naturaleza a la cultura”.
El problema de la prohibición del incesto tiene para Lévi-Strauss un carácter ambiguo y equívoco, ya que por un lado tiene un aspecto cultural, y por el otro un aspecto natural:
- El carácter cultural reside esencialmente en que se trata de una regla establecida por los hombres;
- el carácter natural reside en que, al mismo tiempo, es una prohibición pre-social en dos sentidos. En primer lugar por su universalidad, y segundo lugar porque expresa el instinto animal de supervivencia del hombre, y sus fines trascienden la sociedad o la cultura misma es decir, satisface deseos individuales muchas veces contrapuestos con a las convenciones sociales.
El instinto sexual, por ser natural, no constituye por sí solo el paso de la naturaleza a la cultura, pero es el punto de partida para este pasaje a lo social porque, de todos los instintos, solamente el sexual necesita del estímulo del otro.
Lévi-Strauss expone y critica diversas explicaciones que fueron dando distintos antropólogos y sociólogos sobre la cuestión las agrupa en tres grandes posiciones:
- La prohibición del incesto es un compuesto de elementos tomados en parte de la naturaleza y en parte de la cultura.
- La prohibición del incesto tiene un origen puramente natural.
- La prohibición del incesto tiene un origen puramente cultural.
Examinaremos brevemente primero las explicaciones previas o anteriores a Levy Strauss y finalmente, sobre la base de sus cuestionamientos a ellas, expondremos un esbozo muy general del planteo de Lévi-Strauss al respecto.
A) Explicaciones previas o anteriores a Lévi-Strauss
a) La prohibición del incesto es un compuesto de elementos tomados en parte de la naturaleza y en parte de la cultura.
Esta primera explicación intenta sostener los dos aspectos de la prohibición, el natural y el cultural, pero manteniéndolos disociados en dos fases distintas.
Para abogado, antropólogo, etnólogo y escritor estadounidense Lewis Henry Morgan (1818-1881) y el historiador inglés de derecho y sociólogo Henry Summer Maine (1822-1888), por ejemplo, el origen de la prohibición es natural y social al mismo tiempo, pero en el sentido de ser el resultado de una reflexión social sobre un fenómeno natural. Más concretamente, la prohibición del incesto sería una medida eugenésica destinada a proteger a la especie de los nefastos resultados de los matrimonios consanguíneos, productores de enfermedades.
Sin embargo, indica Lévi-Strauss, esta justificación es bastante reciente, ya que antes del siglo XIV no aparece esta explicación en ninguna parte de nuestra sociedad, es decir, existía la prohibición del incesto, pero no existía esta justificación indicada para la misma. Inclusive más: Lévi-Strauss refiere que desde fines del paleolítico el hombre utiliza procedimientos endogámicos de reproducción para mejorar especies, y no habría razón para que pensase distinto respecto de la suya propia.
Finalmente, Lévi-Strauss cita una serie de investigaciones biológicas, de resultado controvertido. En algunas de las cuales se afirma que la prohibición del incesto evita la aparición de enfermedades en la progenie, mientras que en otros estudios, dicha prohibición no determina por sí sola tales enfermedades, sino que la aparición de estas dependerán de otras variables como el tamaño de la población, las mutaciones, etc. De manera tal que, el primer tipo de explicación justificaría la prohibición del incesto, pero las segundas no.
b) La prohibición del incesto tiene un origen puramente natural.
Para muchos sociólogos y psicólogos, y entre ellos el antropólogo finlandés Edward Alexander Westermarck (1862-1939) y el médico y psicólogo sexual británico Havelock Ellis (1859-1939), la prohibición del incesto no es más que la proyección en el plano social de sentimientos o tendencias intrínsecas en la naturaleza del hombre (sea esta fisiológica o psíquica).
Esta postura suele invocar un supuesto ‘horror al incesto’, derivado para algunos de una fuente instintiva, fisiológica, y para otra derivada de la influencia negativa de las costumbres cotidianas sobre la excitabilidad erótica (lo que es una explicación más bien psicológica pero no aún social).
La primera opinión no puede sostenerse: el ‘horror al incesto’ no puede derivarse de una fuente instintiva puesto que para que ésta se manifieste, es preciso suponer un conocimiento previo o establecido con posterioridad de la relación de parentesco entre los culpables, vale decir, presupone un factor social.
La segunda opinión será también refutada por Lévi-Strauss, por cuanto para él está fundada en una falacia denominada petición de principio. Sabemos que hay dos situaciones donde hay un descenso del deseo sexual:
- en los matrimonios, donde uno termina por aburrirse del otro cónyuge. El antropólogo inglés Daniel Miller dice que el hombre tiene en común con los monos superiores esta tendencia innata a cansarse de su pareja sexual y
- en las familias, donde no se manifiesta en general el deseo hacia los miembros de la misma.
Así, no resulta posible saber si la menor frecuencia de deseos sexuales entre parientes próximos se debe a un simple acostumbramiento físico o psicológico, o es consecuencia de la prohibición misma del incesto .La petición de principio consiste así en explicar la prohibición del incesto por el acostumbramiento, el cual a su vez está dado por la prohibición misma.
Lévi-Strauss hace aún otra objeción: no puede explicarse un fenómeno universal como la prohibición del incesto recurriendo a un fenómeno que, como el menor deseo sexual entre parientes próximos, no es universal, ya que existen casos de perversiones y otras anomalías que pueden hacer perpetuar el deseo. Mas bien deberíamos razonar como lo hizo el psicoanálisis, que ve como fenómeno universal no la repulsa al incesto sino, por lo contrario, su búsqueda.
Por otro lado, tampoco es cierto que el acostumbramiento sea siempre fatal, porque en muchas sociedades esto no se cumple: un proverbio azande dice que “el deseo de mujer comienza con el deseo de la hermana”. Y a propósito de estas objeciones, Lévi-Strauss formula una más grave aún: si el horror al incesto resultase de tendencias fisiológicas o psicológicas congénitas, ¿por qué se expresaría como una prohibición tan solemne, sagrada y universal? No habría razón alguna para prohibir algo que, sin prohibición, no correría el riesgo de ejecutarse.
A este argumento pueden oponerse aún dos objeciones:
a) Tal vez la regla de prohibir el incesto se aplique a ciertos casos poco frecuentes. Pero, replica Lévi-Strauss, aún cuando la prohibición apuntase a casos excepcionales, no hay relación entre la pequeña cantidad de estos casos de violación de la prohibición con la importancia que tiene esta regla;
b) Tal vez la regla del incesto se aplique a conductas que causen algún perjuicio social, como por ejemplo la regla que prohíbe el suicidio. En este último caso puede quedar claro porqué el suicidio afecta el interés social, pero aún queda por encontrar qué tipo de perjuicio a la sociedad puede ocasionar el incesto.
c) La prohibición del incesto tiene un origen puramente cultural.
Este tercer grupo de explicaciones ve en la prohibición del incesto una regla de origen puramente social, cuya expresión en términos biológicos es un rasgo accidental y secundario.
Los partidarios de esta tercera postura dan especial importancia a la prohibición del incesto concebida como una institución social que prohíbe relaciones sexuales entre un vasto número de personas sin relación de consanguinidad, o al menos con relaciones de parentesco muy lejanas. Con ello, procuran mostrar que la prohibición del incesto es un fenómeno esencialmente social, y no de origen natural o biológico.
Dentro de esta tercera posición se pueden identificar dos grupos de interpretaciones:
- Las ideas del antropólogo escocés John Ferguson McLennan (1827-1881), el británico Herbert Spencer (1820-1903) y el antropólogo y zoólogo británico John Lubbock (1834-1913) que dejan abierta la posibilidad de hacer de la prohibición del incesto una derivación de la exogamia, y
- las ideas del sociólogo francés Emile Durkheim (1858-1917), que afirma categóricamente la existencia de esta derivación. Veamos brevemente ambas posiciones.
En cuanto a la primera se traza el esquema de una evolución desde el matrimonio endogámico hacia el matrimonio exogámico por rapto, donde las esposas se obtienen raptándolas y pasando a ser bienes individuales. Si estas concepciones buscan explicar la prohibición del incesto -forma particular de exogamia- , por el hábito del rapto, van mal encaminados pues no se puede explicar una regla universal como lo es dicha prohibición, a partir de un fenómeno como el rapto, que no es universal y a menudo anecdótico.
En cuanto a la segunda Durkheim comete el mismo error al partir de lo observado entre indígenas australianos, un fenómeno que no es universal y desde el cual busca explicar la prohibición del incesto, que sí es algo universal. Este autor plantea que en el origen de toda la explicación existe una creencia religiosa que afirma una identidad sustancial entre el clan y el tótem que le da nombre.
En suma, Las pautas normativas y religiosas son hechos culturales cambiables en el decurso histórico.Las reglas o normas de conducta son hechos culturales, por lo tanto putativas mientras que la prohibición del incesto es fenómeno universal
Todas las explicaciones del tercer tipo, presentan un vicio común y fundamental: intentar fundar un fenómeno universal en episodios contingentes sobre los cuales no hay garantías que se hayan repetido sin cambio en todas las sociedades humanas.
Además, ¿cómo se explica no sólo la universalidad de la prohibición del incesto sino además su persistencia, una vez desaparecidas o debilitadas las creencias religiosas que le dieron origen?
Para Lévi-Strauss deberemos preguntarnos entonces por las causas profundas y omnipresentes que hacen que en toda época y lugar, exista siempre una reglamentación de las relaciones sexuales como lo es la prohibición del incesto. Lévi-Strauss sostiene que el problema de la prohibición del incesto sigue siendo de la sociología porque se trata de una regla impuesta culturalmente.
B) Un esbozo de la explicación de Lévi-Strauss
La prohibición del incesto no es un compuesto de elementos tomados en parte de la naturaleza y en parte de la cultura, como así tampoco tiene un origen puramente natural, ni puramente cultural.
Para Lévi- Strauss, constituye, como ya se ha puntualizado, “ el movimiento fundamental gracias al cual, por el cual, pero sobre todo en el cual se cumple el pasaje de la naturaleza a la cultura”. En un sentido pertenece a la naturaleza por tener su mismo carácter formal, que es la universalidad, pero también en cierto sentido es ya cultura, porque actúa e impone su regla en el seno de fenómenos que no dependen en principio de ella.
Lévi-Strauss no se interesa por saber cuándo en la historia del hombre se da el paso de la naturaleza, hacia la cultura. Este paso parece tan infinitamente delgado y confuso que delimitar exactamente dónde termina la naturaleza y dónde comienza la cultura es imposible de probar.
En la naturaleza se mueve lo universal, todas las cosas de carácter general, y la cultura se maneja lo particular; el comportamiento animal contrapuesto al comportamiento humano. Sostiene que: “todo lo que es universal en el hombre corresponde al orden de la naturaleza y se caracteriza por la espontaneidad, mientras todo lo que está sujeto a una norma pertenece a la cultura y presenta los atributos de lo relativo y lo particular”.
El imposible buscar en la naturaleza el origen de las reglas institucionales. Cuando estamos en presencia de la regla estamos en presencia de la cultura. En este caso es una regla que va más allá de impulsos instintivos ordenados, es una regla pensada por el ser humano para el ser humano, ya sea inconsciente o conscientemente.
En el modelo de cultura universal se manejan conceptos como lenguajes, herramientas, instituciones sociales, sistemas de valores estéticos, morales o religiosos, factores, que según las investigaciones, son inexistentes en los animales.
Los simios pueden crear una herramienta para atrapar hormigas y trasmitir ese conocimiento a las generaciones siguientes por medio de la práctica, pero no pueden pensar alrededor de ese instrumento, no lo pueden simbolizar para comunicárselos de forma abstracta a otros seres de su misma especie. El instinto de alimentación lo colocó en la posibilidad de crear una herramienta, pero no tiene posibilidad de repensar sobre ella y crear una regla para su uso.
La regla de la cultura por excelencia es la del incesto. Ésta sería una regla social de carácter universal. La prohibición del incesto rebasa el carácter particular para ser de carácter global; en todas las poblaciones del mundo esta presente el tabú del incesto. El incesto delimita con quién no se puede casar, con quien no puedes tener relaciones sexuales a fines de reproducción.
Si la organización social tuvo un comienzo, éste pudo haber consistido solamente en la prohibición del incesto, ya que es, de hecho, un modo de remodelar las condiciones biológicas de emparejamiento y procreación, obligando a la perpetuación solamente dentro de un marco artificial de tabúes y obligaciones.
¿Pero cómo surgió la prohibición del incesto y por ende, la organización social? Esta pregunta no tiene una respuesta valedera. Una de las primeras respuesta que se dieron en relación con la pregunta era que a través de la historia el hombre se “percató” que cruzándose con ciertos familiares los descendientes nacerían con problemas genéticos. Luego esta afirmación es ya un mito colectivo sin fundamento real alguno.
Sin duda alguna no existe grupo en donde no se prohíba tipo alguno de matrimonio, ya sea con los hermanos, los padres, los primos matrilineales, patrilineales, de varias generaciones, etc.
La prohibición del incesto más recalcada en la sociedad occidental es la unión entre hermanos (un mismo vientre, una misma leche) o entre padres e hijos (genitores y generados, creadores y criaturas), tíos y sobrinos, abuelos y nietos: confundir generaciones, mezclar una misma sangre, sin “mejorar la raza”. Consideradas culturalmente como una abominación, algo “contra natura”; quebrar la prohibición del incesto es actuar “contra la naturaleza” e infringir las reglas de la cultura (metafóricamente, sería como dejar de ser humano). .
¿Cuál es la función de proscribir el incesto, tan presente en la imaginación? Si formara parte de la naturaleza evitarlo, no tendría que pensarse su evitación., nada en la naturaleza lo impide, y de alguna manera subversiva hacia la cultura todo hombre busca el incesto.
¿Cómo tal preocupación por un hecho natural realizable exige una huída cultural? Muchos investigadores señalan que el incesto es una ley para promover la exogamia.
La exogamia es el único medio que permite mantener el grupo como grupo, evitar el fraccionamiento y el aprisionamiento indefinido que acarrearía la práctica de los matrimonios consanguíneos estos matrimonios no tardarían en hacer «estallar» el grupo social en una multitud de familias, que formarían otros tantos sistemas cerrados, mónadas sin puertas ni ventanas, y cuya proliferación y antagonismo no podría evitar ninguna armonía preestablecida
El clan dentro de la tribu sería una prueba para demostrar el carácter importante de la exogamia y la evitación a toda costa del incesto, en consideración de otros.
Levy sostuvo: “la exogamia y lenguaje tienen la misma función fundamental: la comunicación con los demás y la integración del grupo y prescribir el matrimonio con otro grupo que no sea la familia biológica: no porque el matrimonio consanguíneo signifique un peligro biológico, sino porque el matrimonio exógamo resulta un beneficio social”.
Por lo tanto, el tabú del incesto comienza antes y llega más allá de la exogamia: La prohibición del incesto es menos una regla que prohíbe casarse con la madre, la hermana o la hija, que una regla que obliga a entregar a la madre, la hermana o la hija a otra persona. Es la regla de donación por excelencia.
La exogamia, la endogamia, y la prohibición del incesto mantienen en constante movimiento a la cultura, no permite un estancamiento humano, ventila el aire para que este no esté viciado, implantan un predominio de lo social sobre lo natural, lo colectivo sobre lo individual, lo organizado sobre lo arbitrario.