VI. Alteridad sexual
Es la suma de propiedades y funciones biológicas y psicosociales por las cuales se distingue un varón de una mujer.
Se dice que el varón no es igual ni desigual a la mujer es simplemente su “alter-ego” o sea su complemento “lo otro”.
Cuando se habla de respeto a la alteridad sexual se quiere manifestar el reconocimiento de tal complementación.
Planteado así el problema, parece sencillo comprender que un varón y una mujer son seres distintos, que tienen un complementariedad reciproca.
Nadie se atreve a discutir, por lo menos a nivel científico las diferencias entre el macho o la hembra en cuanto a las connotaciones anatómicas genitales y sexuales; pero alguna gente con compromisos ideológicos extremos y respondiendo a ellos, opinan refutando, unos cuestionan que la mujer sea un complemento del hombre (la reducen a un suplemento) y otros en la vereda de enfrente promueven la aceptación de una igualdad y competencia frente a las dis- tintas orientaciones sexuales.
Si se supera esta anacrónica controversia, resulta incuestionable las diferencias que caracterizan al macho de la hembra por lo menos a nivel sexo, pero cuando se deben establecer connotaciones diferenciales en el plano psicosocial, no ocurre lo mismo ya que no existen marcos de referencia concretos y universales al intervenir en la asignación de los roles masculinos y femeninos. el relativismo cultural.
El aceptar la alteridad sexual en cuanto a la complementariedad de los roles no es asignar al varón preminencias, sobrevaloración social, promover la desigualdad de derechos y oportunidades o colocar a la mujer en un plano de inferioridad o discriminación sexista, es concientizar la identidad de género y discriminar mejor el rol sexual de asignación de cada uno en pos de una complementación armónica de intereses de acuerdo a las necesidades básicas del varón y la mujer.
Tampoco quiere decir que, los roles sean fijos e inamovibles, estos pueden ser circunstancialmente intercambiables de acuerdo a los avatares sociales que puede vivir cada ser humano, sin perder la idea de diferenciación ya que sino la indiferenciación crea confusión sobre todo a los niños que requieren de la alteridad sexual como modelo de identificación.
No obstante ello, no es factible la universalidad conceptual de los roles sexuales razón por lo cual resulta muy difícil evitar en la actualidad la competencia y la rivalidad de los sexos desde el punto de vista psicosocial.