1. INTRODUCCION
Es tarea de la sexología y la psiquiatría forenses poder establecer los aspectos de la personalidad de un delincuente sexual y diferenciar un caso de otro al reconstruir con la mayor exactitud posible la génesis y dinámica del fenómeno criminal en particular.
La personalidad del delincuente sexual en este caso con características de modalidad serial es el centro de nuestra investigación actual.
De manera tal que el examen de todas las manifestaciones del accionar, las motivaciones de la conducta delictiva etc., deben investigarse en función de la personalidad total del individuo y su inseparable contexto social y el perito médico debe descubrir el valor y la significación que ese mundo adquiere para el delincuente.
La significación y la intencionalidad de la conducta constituyen un todo organizado (portador de un sentido) que se dirige a un fin.
Diremos entonces que la conducta sexual delictiva es una conducta concreta del individuo expresión de su relación con la víctima en un lugar (espacio) y en una fecha (tiempo) determinados.
La dificultad del delincuente para aceptar la ley, significa desde el punto de vista social una alteración, violación o transgresión de la norma establecida que implica una anomalía adaptativa en el desarrollo de su personalidad.
El examen psiquiátrico general de los delincuentes sexuales seriales nos ha demostrado que el grupo mayoritario (80 al 90 %) no presentan signos de alienación mental franca, es decir, que son jurídicamente imputables.
De ellos, la inmensa mayoría, está compuesto por individuos con trastornos de la personalidad, psicópatas antisociales y/ o sexópatas con o sin perturbaciones sexuales manifiestas ya sea disfunciones sexuales y/o parafilias o desviaciones sexuales.
Solo algunos de este grupo, (excepción) hemos visto que presenten alteraciones neuróticas sobre todo de tinte obsesivo-compulsivas.
El grupo minoritario, (10 al 20%) está compuesto por individuos que presentan graves problemas de personalidad de características psicóticas enajenantes, es decir, jurídicamente inimputables.
La creencia de que el delincuente serial actúa siempre impelido por fuertes deseos sexuales, se ha visto desacreditada en la actualidad, al menos como explicación genérica. Otro tanto ocurre con la aseveración consistente en calificar a los agresores sexuales seriales como enfermos mentales alienados.
La ausencia de enfermedad mental alienante sobre todo en los violadores es habitual, y por lo general lo que se observa son individuos con conductas aprendidas en el marco de una socialización deficitaria.
Debemos distinguir el desviado sexual (parafílico) del delincuente sexual (transgresor de normas jurídicas). Así por ej: un exhibicionista puede ser un delincuente y un parafílico; un masoquista puede ser un parafílico y no ser un delincuente, un proxeneta puede ser un delincuente y no un parafílico; un sádico puede ser un parafílico y puede ser o no un delincuente, etc.