II. Concepto de hipersexualidad
El concepto de hipersexualidad sustituye los antiguos conceptos de ninfomanía (furor uterino) y de satiriasis.
La ninfomanía (como veremos) se consideraba un trastorno psicológico exclusivamente femenino caracterizado por una libido muy activa y una obsesión con el sexo.
En los varones el trastorno era llamado satiriasis y a quien la padecía se le denominaba sátiro o satiríaco (no confundir con satírico).
Actualmente, los términos ninfomanía y satiriasis no aparecen como trastornos específicos en el Manual Estadístico y Diagnóstico de los Trastornos Mentales (DSM IV TR), aunque sí siguen apareciendo en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10).
El umbral para lo que constituye la hipersexualidad está sujeto al debate, y los críticos se preguntan si puede existir un nivel a partir del cual se hace el diagnóstico.
El deseo sexual varía significativamente en los humanos; lo que para una persona se consideraría deseo sexual normal podría entenderlo otra persona como excesivo e incluso para otra como bajo.
Podemos decir que, en general la hipersexualidad es el aumento repentino de la frecuencia de la libido y/o de la actividad sexual.
Aunque la hipersexualidad puede presentarse debido a algunos problemas médicos o al consumo de algunos medicamentos, en la mayoría de los casos la causa es desconocida.
Algunas afecciones de la salud tales como el trastorno bipolar pueden dar lugar a la hipersexualidad y el consumo de alcohol y de algunas sustancias adictivas puede afectar el comportamiento sexual en algunas personas.
Se han usado varios modelos teóricos para explicar o para tratar la hipersexualidad. El más común, en particular en los medios de comunicación, es el enfoque que presenta a la hipersexualidad como una adicción, pero los sexólogos no han llegado aún a un consenso. Hay explicaciones alternativas como, por ejemplo, la de un comportamiento compulsivo o la de un comportamiento impulsivo.
La hipersexualidad se caracteriza por una frecuente estimulación visual que hace que el individuo exacerbe su natural sexualidad hasta la adicción.
Esto provoca que se autoestimule genitalmente y una vez alcanzado el orgasmo, este puede no resultar una satisfacción emocional (o sexual) por lo que el individuo inicia una escalada de aumento de la frecuencia coital en búsqueda de mayores grados de placer.
La hipersexualidad se manifiesta en individuos que fueron reprimidos sexualmente en su infancia o en su adolescencia; y en los de mayor edad, el sentimiento de perder el vigor sexual (especialmente en varones) y desear mantener la libido consumiendo pornografía.
En ocasiones, la hipersexualidad va acompañada de sentimientos de malestar y de culpa. Se piensa que esta insatisfacción es la que alienta la elevada frecuencia de estimulación sexual, así como síntomas psicológicos y psiquiátricos adicionales.
Otra manera en que se manifiesta la hipersexualidad es cuando ocurre la ruptura con la pareja en que la relación ha sido predominantemente sexual, el o la afectado (a) o abandonado (a) busca a la pareja inconscientemente en otras parejas sexuales y de este modo se produce la adicción al sexo.
Los hipersexuales pueden tener problemas laborales, familiares, económicos sociales y hasta judiciales. Su deseo sexual les obliga a acudir frecuentemente a prostíbulos, comprar artículos pornográficos, buscar páginas sexuales en Internet, realizar con frecuencia llamadas a líneas eróticas, buscar el contacto sexual mediante citas a ciegas, entregarse al sexo ocasional con desconocidos, sexo con animales (zoofilia), etc., y hacen que su vida gire en torno al sexo.
El consenso entre quienes consideran la hipersexualidad un trastorno es que el umbral se alcanza cuando el comportamiento causa incomodidad o impide el funcionamiento social.
La hipersexualidad también se manifiesta en individuos sanos, y se presenta por cortos periodos en que la testosterona o estradiol presentan máximos niveles.
La hipersexualidad puede expresarse también, como ya dijimos, en quienes presentan trastornos bipolares durante periodos de manía. Los bipolares pueden presentar continuamente enormes oscilaciones en la libido, según su estado de ánimo. Algunas veces esta necesidad psicológica de actividad sexual es mucho más alta de lo que ellos reconocen como normal, y a veces está muy por debajo de ello.
La hipersexualidad es una de las dependencias menos conocidas y visibles, puesto que las personas que la padecen suelen mantenerla oculta y disimularla, sobre todo con las personas conocidas (con quienes se muestran incluso como tímidos). Se estima que hasta el 6 por ciento de la población lo padece, y que sólo el 2 por ciento de las personas afectadas son mujeres.
La hipersexualidad es considerada clínicamente significativa cuando el deseo sexual es manifiestamente alto, incontrolable, asociado a masturbación compulsiva o consumo de pornografía, seguida de insatisfacción lo que alienta la elevada frecuencia de estimulación sexual, así como síntomas psicológicos y neurológicos adicionales.
Dijimos que el DSM IV TR no contempla la hipersexualidad dentro de su categoría diagnóstica, pero en la V (nueva edición pendiente) se ha propuesto que conste en la categoría de los trastornos obsesivos-compulsivos.
Pero en la clasificación CIE-10, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), sí consta la hipersexualidad como un impulso sexual excesivo, tanto en varones como en mujeres. Lo consideran como un problema en sí mismo, generalmente durante el final de la adolescencia o en el comienzo de la edad adulta.
Así se observa tanto en los varones como las mujeres los pueden quejarse ocasionalmente de un impulso sexual excesivo (F52.7) lo que configura un problema en sí mismo, generalmente durante el final de la adolescencia o en el comienzo de la edad adulta.
Cuando el impulso sexual excesivo es secundario a un trastorno del humor (afectivo) (F30-F39) o cuando aparece en los estadios iniciales de la demencia (F00-F03) debe codificarse aquí.
Se refiere habitualmente a las dificultades para realizar el coito debido a una dificultad fundamentalmente física, aunque la causa pueda ser psíquica.
De manera tal que, la hiperestesia sexual se caracteriza por el aumento o exacerbación marcada del hedonismo (hiperhedonia) o incremento de la capacidad de experimentar las sensaciones voluptuosas o goce sexual específico verdadero (hipergenitalidad) o espurio (hipererotismo).